miércoles, 7 de diciembre de 2011

FELIZ CUMPLEAÑOS, CASI TREINTEAÑERO :)
¿De verdad creías que me iba a contentar con una mera felicitación?  
Sé que no quieres celebrar tu cumpleaños pero que menos que una felicitación en condiciones ¿no crees?
Faltan pocos días para que podamos estar juntos, y te prometo que te compensaré por no poder estar el día de tu cumpleaños contigo.
Quiero que sepas muchas cosas, que aunque te las repito mucho, cada día, no quiero que se te olviden; y quizás te diga cosas que aún no sepas.
Estar contigo, es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, estas haciéndome mucho más feliz de lo que te puedas imaginar. Sueño cada noche, con todos nuestros recuerdos, y espero cada vez con más ansias el día, en el que pueda verte.
El día en el que todo esto, empezó en Londres, creo que ninguno de los dos éramos conscientes en lo que nos estábamos aventurando y sí, es una locura, visto desde cualquier punto de vista; pero ambos estamos un poco locos, y creo que de momento, no nos hemos equivocado.
Recuerdo que la noche, antes de que te fueras, solo podía pensar en lo mucho que te echaría de menos, en cuanto estaba significando toda esa pequeña historia y en todo lo que tenía que descubrir de ti. Ha pasado mucho tiempo desde aquel día y por mi parte, tampoco me he confundido. Eres una persona fascinante, que cada día me ofreces algo increíble. Todavía no ha llegado el día, en el que me levante y no tenga unas ganas desorbitadas, de hablar contigo, ya que, no puedo verte.
En el avión que me llevaba a Alicante, solo podía pensar en cómo reaccionarías… Había pasado un mes, y después de todo, solo habíamos compartido cuatro o cinco días. Solo quería que tuvieras la misma ilusión que yo, por todo esto […] En el avión de vuelta a Sevilla, recuerdo la sensación de tener el corazón encogido, sobreseído… la garganta acongojada y los ojos no me paraban de llorar; no sabes cómo sentí no haberme quedado unas horas más en tu piso, en vez de confundirme con la hora del avión…
Darme cuenta en ese momento de que todo esto podía ser posible. Fue una sensación preciosa, pero me daba mucha pena pensar lo mismo que pensé en Londres. Tenía miedo, porque a lo mejor, esa sería la última vez que podría verte… Venían de camino una serie de circunstancias muy difíciles para los dos, y lo que más quería era que, lo que teníamos fuera más que suficiente… Y sinceramente, nos tenía infravalorados.  
Es muy difícil mantener una relación a distancia, nunca he apostado por ninguna. ¿Sabes una cosa? Me has cerrado bastante bien la boca. Ya sabes… soy una bocazas.
Viajé a Alemania, con el doble de ganas que viajé a Alicante; quizás podía encontrarme algo diferente, de nuevo, te vuelvo a repetir, a pesar del tiempo, que había pasado solo nos habíamos visto cuatro o cinco días una vez y seis o siete días la segunda vez.
Cuando note unas pataditas en mi maleta, me giré y ahí estabas tú… recogiéndome por sorpresa en el aeropuerto, no podía creerme que de verdad, esto estaba sucediendo. Tú con todo lo que tienes para ofrecer al mundo, con lo maravilloso que llegas a ser; me has elegido a mí, para compartir tiempo (no pongamos cuanto). Desapareció el miedo, y esa barrera que tanto me costó.
Te explico. Esta barrera, que a base de daños, se construyo sola; consistía en que, la mayoría de cosas que podías decirme, sobre mí, sobre nosotros, sobre lo bonito que es el mundo, siempre tenía un atisbo para mí. No quería caer en manos de alguien, no sabía si ilusionarme, dudaba que algo así pudiera ser, sinceramente, cierto.
En el tren de camino a Frankfurt, te prometo que pensé más, que en las ocho horas que había estado esperando en el aeropuerto de barajas. Cada vez que te miraba a los ojos, no encontraba nada que indujera duda alguna. Eres tan bueno conmigo, que perdona que pensará que algo tan increíble no pudiera ser verdad…
Sueles decirme, “exagerada”,  y no puedo parar de pensar, en que… lo que digo, puede parecer desmesurado… Pero ojala pudieras, ponerte en mi piel, para que, vieras que cada parte de mí, se vuelve loca por cada centímetro de ti. No sé concretamente, que es lo que tienes, que me tiene tan encandilada; ya te dije, que tienes ese no sequé y aquel no se cuanto, que me cautiva.
Pero de lo que estoy segura, querido Alberto Navarrete Mañosa, es que tienes algo especial, y quiero compartir todo el tiempo que tú me dejes estar contigo. Prometo muchas cosas, y a parte prometo no dejar de tratarte como te mereces. Porque de verdad, hay pocas personas como tú. Pocas personas que valgan tanto la pena.
Y yo tengo la suerte de haberme enamorado de una de ellas y que él quiera corresponderme, aunque sea una mijilla.


Te quiero

Feliz cumpleaños

No hay comentarios:

Publicar un comentario