viernes, 23 de diciembre de 2011

Otro primer día

Todavía recuerdo como me comía las uñas, tenía tantas ganas de volver de verte. Subí las escaleras del metro, llovía, así que me mojé hasta encontrar un umbral que me mantuviera en seco. Abrí mi maleta en medio de “Place de l’Alma”, saqué el paraguas, que lo había dejado en un sitio fácil de encontrar. Cerré mi maleta, me incorporé a la calle, ya con mi paraguas en la mano y busqué mi móvil en el bolsillo. Marqué tu número, unas cuantas veces, hasta que por fin hico señal. Se escuchó tu voz detrás del aparato, ninguno de los dos estaba tranquilo. Tu habías subido, por una salida diferente a la mía.
-¿Dónde estás?
-He salido del metro línea 9, en “Alma Marceau”. Estoy al lado de un monumento dorado, como si fuera una llama de fuego.
-Yo también acabo de salir.  No te veo.
-Habremos subido en salidas diferentes. Estoy enfrente de “Le Grand Corona Café”.
-Ni idea...
Vi tu pelo a distancia, después bajé la vista y ahí estabas tú, sujetando el teléfono con una mano, con la otra arrastrabas la maleta y cargabas con tu mochila de rallas. El corazón me dio un vuelco. Tragué saliva. No podía creerlo:
-¡¡Ya te veo!! ¡¡Ya te veo!!
Crucé la carretera corriendo, no sé si estaba en rojo, solo quería abrazarte.

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