lunes, 19 de diciembre de 2011

Un sueño

Había esperado tantas noches a que llegará ese momento. Volver a respirarte, sentirte conmigo, era casi una necesidad.  Estabas justamente detrás de mi; escucho tu susurro en mi oreja. Me agarras de la cintura, y me giras hacia ti. Cerramos los ojos al mismo tiempo, y me besas. Me encanta que me beses. Noto como tus manos tantean mi espalda. Recorremos los pasillos hasta llegar a la habitación, y ahí decidimos abandonarnos. Me sostienes entre sus brazos, como si solo fuera aire. Parece que se te ha pasado el temblor de tus manos; sientes impaciencia por volver a besarme. Prefieres simplemente observarme, y yo no puedo parar de mirarte. Puede que solo con la mirada ya nos estemos diciendo todo. Hay silencio pero, no un silencio incomodo, sino más bien, estremecedor, conmovedor, provocador. De fondo, lo acompaña, el incesante ritmo de nuestra respiración acelerada. Es un momento embriagador y no nos queda otro remedio; dejarnos llevar. Son tantas las cosas que llego a sentir. Enredo mis piernas en ti, para que por lo menos, esa noche, no te alejes de mí. Mis dedos se entrelazan en tu pelo. Nuestros alientos, siempre cerca, sin llegar a fundirse. Tus caricias son las culpables de que estuviera a punto de llegar al borde de la locura. Estaba envuelta en mis ansias de ti. Saboreando cada instante...


Pero sonó el despertador; y llegó la hora de levantarse. Todo fue un sueño. Aunque solo me faltan 7 días para hacerlo realidad. Te espero.

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